MEDIDAS CONTRA EL ACOSO SEXUAL EN EL PERÚ



El Perú es el segundo país de América donde las mujeres han vivido mayor tasa de acoso sexual, de acuerdo con estudios de Datum Internacional de 2018, existen 1,338 casos de violencia sexual contra menores de edad y estos fueron registrados en los Centros Emergencia Mujer solo en setiembre del 2019. Además de acuerdo a cifras del INEI, 66 de cada 100 mujeres entre los 15 y 49 años han sido víctimas de esta violencia. Por todo lo antes mencionado, cabe formular la siguiente pregunta controversial: ¿Consideras que el Estado peruano está fomentado medidas correctivas o acciones para frenar el acoso sexual contra mujeres? No considero que el Estado peruano esté impulsando medidas correctivas para detener el acoso sexual contra mujeres. A continuación, se mencionará el argumento que justifique la postura antes asumida.

No considero que el Estado Peruano esté fomentado acciones para frenar el acoso sexual contra mujeres, porque sus medidas son insuficientes frente a esta situación. En primer lugar, el acoso sexual aún predomina en la sociedad peruana incrementándose de manera significativa año tras año. Así lo preciso la encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) del 2018 reportando que el 6.8% de las mujeres ha sufrido violencia sexual por parte de su esposo o compañero. Para el 2019, aumentó el número de casos a 13,520 mujeres entre 0 y 59 años atendidas en los CEM. Sumando  a que en el 2020 no se han considerado los meses de enero  a octubre, de modo que la cifra podría ser mayor. Por último, MTPE (2019) señala: “La estadística revela que casi dos denuncias al día son recibidas, esto señala la necesidad de seguir fortaleciendo nuestros servicios para atender más casos”.

En síntesis, reafirmo que el Estado Peruano no ha aplicado estrategias adecuadas para detener el acoso sexual contra las mujeres, debido a la respuesta deficiente frente a este tipo de acoso, por lo tanto, la tasa de denuncias en nuestro país no se ha reducido. En mi opinión, el Estado debería sancionar de forma más drástica estos actos, asimismo fortalecer los servicios (Fiscalía y Centros de Emergencia Mujer), la protección (hogares de refugios temporales), la prevención (campañas contra el acoso sexual) y la capacitación (personal de serenazgo y PNP), aunque cambiar la actitud del acoso hacia la mujer puede parecer un sueño surrealista, dependerá de las acciones del presente y de la educación que se les brinde a las futuras generaciones para erradicar este mal que tanto daño le hace a la sociedad.


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